Donde el mar susurra historias de amor

Hay parejas cuya energía se siente desde el primer segundo. Niki y Manu no necesitaban hacer mucho: les bastaba estar el uno frente al otro para que la magia ocurriera. Su preboda no fue una sesión al uso, fue más bien un paseo, una danza suave entre piedra, viento, mar y caricias.

El castillo árabe de Salobreña fue nuestro primer escenario: un lugar que guarda siglos de historia, ahora testigo de una historia nueva. Con sus camisas abiertas, piel al sol y gestos naturales, Niki y Manu se movían entre los muros con una libertad que contagiaba.

Los reflejos, los desenfoques, los encuadres entre puertas o barrotes no fueron casuales: fueron decisiones conscientes para hablar de un amor que ha sabido abrirse paso, que se mira desde lo profundo y que no necesita artificios.

Nerja: donde todo se funde

Al caer la tarde, bajamos hacia la costa. Nerja nos regaló su azul inmenso, sus rocas y su brisa. Allí, ya sin prisa, dejamos que el mar hablara por ellos. No hubo poses, solo una ternura honesta. Se abrazaron como si no existiera el tiempo. Y quizás, en cierto modo, así fue.

Detalles que cuentan sin palabras

Ambos llevan tatuado en la piel “Continue”. Y no hizo falta preguntar más. Porque eso es lo que hacen: continuar juntos, avanzar con calma, mirar en la misma dirección. Sus gestos, su humor, sus silencios compartidos… todo nos hablaba de un amor valiente y real.

¿Tú también sueñas con una sesión así? En Purafoto no solo fotografiamos parejas. Creamos pequeños manifiestos de amor visual. Escríbenos y hablemos de vuestra historia.